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lunes, 8 de enero de 2018

Museo Artes Decorativas Buenos Aires

Hace más o menos un año, tuve el privilegio de conocer para mi propio disfrute y en representación de "La Mecedora", el Museo Nacional de Arte Decorativo de Argentina. 
Un edificio construido en 1911 por el arquitecto René Sergent en un estilo ecléctico francés, nos da una acogedora bienvenida como si fuera nuestra propia casa.


Éste palacio, ideado como residencia en Buenos Aires de la familia Errázuriz- Alvear, es diseñado como vivienda y alberga su colección particular. En 1937, tras el fallecimiento de Josefina Alvear, su viudo e hijos deciden vender al gobierno argentino tanto la residencia como su colección, que el gobierno adquiere con el compromiso de convertirla en el actual museo. El resultado son unas estancias maravillosas y cálidas, recorridas por una hermosa luz natural, que contienen la cuidada colección que llevó años reunir a sus dueños originales. El grueso de la colección se reúne en los años en los que la familia reside en España, después, viajes en barco y varios meses año en los que el diplomático Matías Errázuriz Ortúzar, recorría Europa y sus subastas reuniendo objetos, miniaturas, esculturas, tapices, porcelanas, orfebrería, cuadros y muebles de gran calidad y conservación.
En su colección, fundamentalmente del Sg. XVIII, podemos ver muebles de importantes firmas como Georges Jacob, Jean Charles Ellaume, Roetgen, Pierre Langlois, Jacob-Desmalter y Riesener.



La distribución del palacio y las salas están minuciosamente pensadas por su arquitecto a lo largo de varios años de construcción y genialmente decoradas por la familia, habiendo encargado en Europa incluso los paneles de madera que revisten las paredes, que llegaron por barco preparados para su colocación. A mi juicio, parece haber sido un lugar muy bueno para vivir y su actual función lo dignifica aun más.

  
Gran Hall del Museo que funcionaba originalmente como salón y distribuye las habitaciones de la familia en la planta superior con balconada. Como curiosidad, las cocinas se encontraban ubicadas en la última planta del palacio.

Se trata de un museo coqueto y muy abarcable, dónde los lugares adquieren la misma importancia que las piezas que albergan. Resulta instructivo y agradable, también por el trato exclusivo que ofrece un personal muy preparado. Una visita ineludible en la ruta de la ciudad!!!

Podéis realizar una visita virtual a través de éste enlace: www.mnad.org

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